La iluminación del dormitorio de la habitación del bebe debe invitar al relajamiento y
al bienestar, procurando confort en cada espacio: cuna, zona de juegos...entre otros. Para que un dormitorio sea confortable, necesita la
flexibilidad que los diferentes tipos de luz le pueden dar.
La iluminación natural debe ser aprovechada al
máximo. Si la habitación es algo oscura, los visillos y cortinas no
deben impedir el paso de la luz y serán traslúcidos. En cambio, en
dormitorios muy soleados debemos tener la posibilidad de tamizar el paso
de la luz con tejidos algo más tupidos.
La iluminación artificial debe combinar una
iluminación general con luces más puntuales. Es importante valorar que
los materiales y colores de las paredes, suelo y techo, mobiliario…
varían el grado de reflexión de la luz. Los colores claros tienen un
grado de reflexión mayor que los oscuros, por lo que la intensidad de la
iluminación necesaria será menor.
Tengamos en cuenta dos tipos de iluminación artificial:
Tengamos en cuenta dos tipos de iluminación artificial:
ILUMINACION GENERAL
Lo más habitual es utilizar una luminaria de techo para conseguir una
iluminación general y difusa. Los fluorescentes y los halógenos
producen una luz muy fría así que es mejor decantarse por algún modelo
más apropiado para un dormitorio infantil. Estos son algunos ejemplos:
ILUMINACIÓN PUNTUAL
Para aportar puntos de luz en determinadas zonas o como luz indirecta podemos elegir entre lámparas de mesa o de suelo. Pero ten cuidado de su colocación para que el niño no pueda alcanzarlas con facilidad cuando empieza a levantarse en la cuna o a gatear.
Por la noche puedes usar una luz “quitamiedos”.
Ahora que ya conoces que tipo de iluminación puedes usar para la habitación de tu bebe, recuerda que un bebé necesita una luz tenue, por lo tanto ten presente el tamaño de la habitación y distribución del mobiliario.
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